
Manifestaciones, turismofobia, prohibiciones, regulaciones... España pone en el disparadero a su gallina de los huevos de oro. El turismo atraviesa una época dorada en nuestro país en términos de actividad, aunque la hostilidad de los políticos (y de algunos ciudadanos) con el sector va en aumento.
Con más de 84 millones de turistas internacionales y 108.000 millones de euros de gasto, el año 2023 cerró con un récord histórico en nuestro país, que podría batir su propia marca en 2024. Y es que, en el acumulado de los cuatro primeros meses de este año, el número de turistas extranjeros rozó los 24 millones, un 14,5% más, y el gasto ascendió hasta rebasar los 31.500 millones de euros, un 22,6% más.
No hay duda de que la convivencia con los visitantes puede resultar molesta o incómoda para algunos lugareños, pero tampoco hay que perder de vista el peligro de pegarse un tiro en el pie con el sector que mejor está funcionando a día de hoy.
Los últimos datos del PIB del primer trimestre (de los que tanto ha presumido el Gobierno) corroboran la gran capacidad del sector turístico de impulsar la economía nacional y de generar riqueza. Sin embargo, el rechazo al motor económico por excelencia del país va en aumento. A continuación, vamos a repasar varios indicadores de este puntal que desde la izquierda (y también por parte de algunos estratos de la derecha) pretenden echar abajo.
El éxito del turismo, un resultado amargo
La semana pasada, el INE publicó que la economía española creció el 0,8% en el primer trimestre del año, lo que supone una décima más respecto al dato previo. La demanda externa, que incluye las exportaciones, supuso el principal motor de crecimiento con 0,5 puntos porcentuales, mientras que la interna contribuyó con los 0,3 puntos restantes. Y uno de los principales impulsores de la rúbrica de las exportaciones fueron las exportaciones del tan demonizado turismo, que se dispararon un 17,4% intertrimestral.
"Este buen desempeño del turismo se refleja también en el aumento del superávit de la balanza de servicios turísticos, que en marzo de 2024 alcanzó el 4,2% del PIB frente al 3,7% del año anterior (datos acumulados de 12 meses). Esta mejora, de 0,5 puntos del PIB, implica que las exportaciones turísticas son responsables de más de la mitad de la mejora del saldo de la cuenta corriente de España en el último año" explica el economista de Caixabank Research, Pedro Álvarez Ondina. En la siguiente tabla del Banco de España se observa el peso de ese 4,2% en marzo en color verde. Vemos que el turismo es el epígrafe principal.

"No cabe duda de que parte del dinamismo actual de la economía española se explica por el buen momento del sector turístico. Tras los excelentes registros del sector a lo largo del año pasado, todos los indicadores de actividad del turismo se han acelerado en los primeros cuatro meses de 2024 (superando los registros del mismo periodo de 2023), lo que presagia un fuerte crecimiento en 2024. Según nuestras estimaciones, el PIB turístico explicó 0,9 p. p. del crecimiento anual del PIB español del 2,5% en 2023. Las nuevas previsiones para este 2024 consideran que el sector aportará en torno a 0,6 p. p. al crecimiento previsto del 2,4%. El peso del PIB turístico alcanzará, así, el 13%" sobre el total del PIB, según vaticina el servicio de estudios de Caixabank.
En la misma línea va un reciente informe del Banco de España, que señala que "la sorpresa positiva en la actividad" del primer trimestre del año "se debió, fundamentalmente, al dinamismo de las exportaciones de servicios turísticos, en un contexto de notable afluencia de turistas, cambios en los patrones estacionales de las llegadas, mayor diversificación de destinos y gasto medio por turista más elevado".
En este sentido, para Pedro Álvarez Ondina, una de las claves que contribuirían a evitar "las externalidades negativas" del turismo sería "la desestacionalización del sector fomentando las llegadas de turistas a lo largo de todo el año, lo que contribuiría a repartir las llegadas". Álvarez también destaca que "el año 2023 estuvo marcado por el buen comportamiento del turismo interior". Es decir, los propios españoles también disfrutan del turismo dentro de nuestro propio territorio. Así, mientras el sector turístico está teniendo los mejores resultados de su historia, el éxito está resultando amargo por la creciente animadversión hacia el visitante.