
A pesar del populismo y la demagogia que destila la izquierda política y mediática española respecto al capitalismo y, en concreto, los empresarios, lo cierto es que son las empresas las que impulsan el desarrollo económico y la prosperidad. Y aunque el discurso de persecución hacia éstas y su búsqueda del lucro haya contaminado buena parte de nuestra sociedad, habiendo incluso logrado amedrentar a muchas de ellas, todavía quedan algunos directivos que alzan su voz contra el abuso de poder del Gobierno y reivindican el papel esencial que cumplen en beneficio de toda la ciudadanía.
Este es el caso del CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, que en una entrevista para el diario El Mundo, con motivo de su elección como "empresario más importante del año" por este mismo medio, ha aprovechado para desenmascarar a los miembros del Ejecutivo sanchista en la ‘negociación’ del impuestazo a las energéticas, señalar el tiro en el pie que se ha pegado Europa y explicar cómo deberían ser dirigidas realmente las políticas medioambientales, entre otras cosas.
El daño de ETA
Si algo ha caracterizado a Josu Jon Imaz es su carácter que, muy probablemente, se viera forjado por las situaciones que vivió en su infancia, que le obligaron muy pronto a tomar responsabilidades en su familia y a aprender a valorar la importancia del trabajo. Así lo destaca en la entrevista, donde explica que, debido al prematuro fallecimiento de su padre, desde la adolescencia se vio obligado a trabajar durante los veranos como camarero, algo que seguiría haciendo en su etapa universitaria. Por ello, no puede sorprender a nadie que el CEO de Repsol se muestra incólume ante los ataques de la izquierda española. "Yo no he estado nunca en mis cargos para ganar amigos, sino para asumir la responsabilidad", presume.
Del mismo modo, Imaz destaca que otro punto de inflexión en su vida fue vivir los años más duros de la actividad de la banda terrorista ETA en País Vasco. En este sentido, en el plano personal recuerda el distanciamiento con su mejor amigo de la infancia, al mismo tiempo que destaca las miles de víctimas que dejaron los años de plomo. Sin embargo, cabe destacar que para Imaz uno de los grandes remanentes que aún quedan de aquella época en la sociedad vasca es la visión del empresario. "El daño a la valoración social del empresario, del que se decía aquello de "algo habrá hecho", se nota aún", detalla en la entrevista.
Precisamente, apunta, este es uno de los motivos de la decadencia vivida por la industria de la región. "El declive industrial fue acelerado por ETA", subraya. Así, añade que en la medida en que esta situación desincentivó a los hijos de los empresarios a continuar los negocios de sus padres, "uno de los mayores impactos [de la actividad de ETA] es el daño que ha hecho al emprendimiento en la sociedad vasca".
El papel de la industria
De este modo, dada la actual situación política de España y el desprestigio con el que la izquierda ha estigmatizado a los empresarios, Imaz no duda en señalar la responsabilidad de nuestros dirigentes y su incapacidad para proponer soluciones de verdad. "Cuando uno tiene soluciones, apunta a la gran empresa", destaca.
Asimismo, señala la importancia del sector industrial, que "es lo que hace una sociedad competitiva, crea oportunidades para los jóvenes". Destaca también que la industria "es lo que hace que podamos crear sociedades modernas, que creen empleos de calidad para que la gente pueda tener un proyecto de vida", especialmente en un mundo como el nuestro, muy globalizado y abierto al exterior.
Tampoco duda en denunciar la irresponsabilidad de los discursos buenistas procedentes de los ámbitos intelectualoides: "yo no quiero que me cierre una industria, me hagan una transición justa en la que me monten un centro de interpretación con dos personas contratadas a 1.000 euros al mes para contarnos qué valle más industrial era ese". Más bien al contrario, Imaz defiende "una industria competitiva, que pague 3.000, 4.000 o 5.000 euros, y que permita que se pueda crear también una sociedad de servicios alrededor".
La persecución del Gobierno
Así las cosas, en relación con lo anterior, y puesto que una de las grandes cuestiones que preocupan actualmente a la industria energética de nuestro país es el impuestazo que el Gobierno de Pedro Sánchez se empeña en mantener, Imaz critica la actitud del Ejecutivo por ser muy perjudicial para la sociedad española. De hecho, el CEO de Repsol admite la crudeza a la que ha llegado su enfrentamiento con el Gobierno, señalando que "es un grito, se oye".
Al respecto, explica que lo que necesitan los trabajadores no es tanto políticas de ‘protección’, como es el caso del Salario Mínimo Interprofesional, sino el impulso de la actividad económica y el desarrollo de la industria. "Necesitamos sectores económicos que compitan en un mundo abierto y eso requiere de inversión, de aquí o de fondos a los que seamos capaces de atraer porque vean seguridad jurídica y certidumbre", explica. Por ello mismo, pide que no se perjudique a nuestra industria impidiendo que pueda competir en igualdad de condiciones con las del exterior, las cuales, al fin y al cabo, terminan introduciéndose en nuestro mercados.
Por tanto, Imaz recalca que "hay que levantar la voz contra este gravamen o impuestazo a las energéticas, que afecta sobre todo a las actividades industriales" -el cual, señala, es un gravamen discriminatorio-, puesto que "está haciendo imposible la inversión en España". Como detalla el CEO de Repsol, si la persecución del Ejecutivo impide obtener rentabilidades en nuestro país, los inversores evitarán poner su dinero en España. "Si nos hacen imposible la rentabilidad de las plantas en España, no podemos invertir aquí. Nuestros inversores no nos lo van a permitir. Esto no tiene que ver con las ideologías políticas", subraya Imaz en una entrevista en la que, de hecho, amaga con irse de España.
En este sentido, una de las cuestiones más interesantes que apunta en la entrevista Imaz es la relación que ha tenido el Gobierno con su empresa durante la ‘negociación’ del impuestazo. Preguntado por el periodista de El Mundo al respecto, el CEO de Repsol explica que "la última conversación que yo o cualquier persona habilitada de Repsol hemos tenido con un miembro del Gobierno fue en diciembre de 2023". Precisamente por este motivo, sentencia: "no ha habido diálogo".
Por esta razón, podemos comprender el hastío de Imaz con el Ejecutivo, que pone en peligro la actividad de su empresa y los puestos de trabajo de sus empleados. Concretamente, en la entrevista explica que el impuestazo podría afectar de una forma muy notable a la compañía "porque nos va a detraer recursos" en un momento en el que está realizando "una apuesta de riesgo tecnológico". Este es el caso de Tarragona, donde Repsol tenía pensado acometer unas importantes inversiones. "Es una tecnología pionera en la gasificación de residuos urbanos de desecho para hacer un metanol orgánico verde", pero dado que conlleva unas rentabilidad "justitas", Imaz apunta que "el impuestazo lo haría imposible y acabar con él lo hace viable".
El tiro en el pie de Europa
Con todo, el directivo critica también las malas decisiones que se están tomando desde la Unión Europea en materia energética y medioambiental. Así, destaca que, pese a las intenciones de los burócratas de Bruselas, con la supuesta descarbonización que se está llevando a cabo, lo que se está haciendo es desindustrializar el Viejo Continente y exportar las emisiones. Además, apunta también que otras de las consecuencias ha sido hacernos dependientes de Rusia.
Por tanto, frente al catastrofismo climático y el señalamiento del capitalismo, Imaz propone "abandonar la ideología y centrarnos en la tecnología". Esto implicaría basar la política medioambiental en la capacidad técnica de la que disponemos y tomar en cuenta la situación real de la población europea, en lugar de buscar la imposición de nuevos sistemas que son imposibles de desarrollar en tan poco tiempo por cuestiones técnicas y económicas.