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Y Sánchez mató a nuestra gallina

La prensa internacional ha dedicado mucho espacio al anuncio del presidente sobre un impuesto a los extranjeros que compren viviendas en España.

La prensa internacional ha dedicado mucho espacio al anuncio del presidente sobre un impuesto a los extranjeros que compren viviendas en España.
Pedro Sánchez, este sábado en Toledo, durante la primera jornada del XIII congreso regional del PSOE de Castilla-La Mancha. | EFE

Siempre me gustó la historia de la gallina de los huevos de oro. Ya saben, ese pequeño granjero que descubre que una de sus gallinas pone cada día un huevo de oro. La noticia parece fantástica, será rico sin necesidad de hacer nada. Pero le puede la codicia. Y piensa que sería más rápido matar al bicho y sacar de dentro, de una sola vez, todos los huevos dorados que contiene. El final es el previsible: el tipo descubre que dentro no hay nada, que debía haber sido paciente y que vuelve a ser tan pobre como al principio.

Digo que me gusta por esa moraleja sobre el largo plazo y la paciencia (muy útil en estos momentos en los que todo parece acelerarse). Y porque avisa sobre los peligros de la codicia y la ansiedad. Era más engorroso alimentar y cuidar de la gallina cada día; por eso era tan tentador intentar ahorrárselo, para tenerlo todo y tenerlo ya...

Esta semana, hemos conocido la variedad sanchista de la fábula. Por supuesto, como en todas las versiones, ésta también tiene detalles particulares. Sí, hay una gallina. Sí, la matan (o hieren gravemente). Y sí, eso pone en peligro que siga poniendo sus huevos dorados. La diferencia aquí es que el ave no es propiedad del matarife. Lo que está amenazando este Gobierno es nuestra gallina. Y con efectos secundarios poco controlables, incluso si queremos cambiar las cosas cuando se vaya.

Extranjeros y vivienda

Todo esto viene a cuento de las medidas para el mercado de la vivienda que anunciaba el otro día el presidente. Algunas pueden ser razonables (por ejemplo, las ventajas fiscales a los propietarios; aunque habrá que ver el detalle de las exigencias). Y otras tiene pinta de que son simple humo (como todas esas casas que Sánchez lleva años prometiendo y nunca llegan). Pero hay una que en España ha pasado relativamente desapercibida que puede ser devastadora. No sólo para el mercado de la vivienda; eso casi es lo de menos. Lo peor es que tiene efectos secundarios potenciales peligrosísimos. Hablamos del anuncio de un nuevo impuesto para desincentivar la compra de inmuebles por parte de extranjeros no comunitarios no residentes. "Se incrementará hasta el 100% el gravamen fiscal que deben pagar los no europeos que no residan en nuestro país cuando compran una casa en España", nos dijo Sánchez.

¿A quién afecta esto? Pues sobre todo a británicos. También a rusos (estos con la guerra estaban en retirada), latinoamericanos, estadounidenses, noruegos, suizos, árabes... ¿Y había tantos de estos como para ser capaces de mover arriba o abajo los precios inmobiliarios? No. Salvo en algunas zonas de costa y quizás en unas pocas manzanas del centro de Madrid, esto afectaba relativamente poco a la vivienda. Pero es un anuncio de esos que no busca eficacia práctica, sino propagandística: te aprovechas del tópico del ricachón que acapara viviendas mientras los jóvenes españoles no pueden comprarse la suya.

Como decimos, el número de viviendas que compran los extranjeros no residentes (es decir, los afectados por la medida) apenas ascendió a unas 27.000 el pasado año. Muy pocas en comparación con el parque de viviendas y con el total de compraventas (unas 640.000, según cifras del Consejo Nacional del Notariado). Puede haber zonas, sobre todo en la costa, en la que este colectivo tenga más impacto, pero es absurdo pensar que los problemas de la vivienda en España tengan que ver con un guiri que se compra un adosado en Torremolinos.

¿Extranjeros que presionan al alza los precios? Miren a los cientos de miles de inmigrantes que llegan cada año a Madrid o Barcelona. Que tampoco digo que tengan toda la culpa o no tengan derecho a venir (ése es otro debate): pero una de las principales razones por las que suben los precios es que cada vez somos más. Muchos más. Por ejemplo, en 2023, el saldo neto migratorio de extranjeros en nuestro país fue superior a las 600.000 personas. En Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana, la cifra estuvo por encima de las 100.000 llegadas netas. No le den más vueltas: si se construye poco y somos más buscando casa, los precios suben. Y suben sobre todo en los barrios y pueblos de la periferia de Madrid, Barcelona o Valencia, que es donde se concentra esa nueva demanda. También suben en el Barrio de Salamanca, pero el joven español que vive con sus padres no está buscando un piso de 200 m2 en la calle Serrano.

Vuelvo a los extranjeros ricos. Al británico que estaba pensando en comprarse un chalecito junto a un campo de golf en Málaga. A ése va dirigida la medida. Y aunque no son muchos, las consecuencias pueden ser muy importantes. Por lo que supone para el mercado residencial: no pensamos sólo en la operación de compraventa, sino en la reforma, los gastos asociados a la vivienda (desde el mantenimiento a los muebles) o lo que el tipo se deja en cañas y green-fees durante los 3-4 meses al año que pasa por aquí. Ya les digo yo que en muchas comarcas turísticas, éste es el tipo de residente que sostiene la economía local.

"Marca España"

Pero lo peor es lo que tiene que ver con eso que llaman "marca España". Hemos lanzado la peor campaña de imagen que recuerdo. Nuestra gallina de los huevos de oro es el turismo y el mercado residencial. Pues bien, encontrarán pocas noticias relacionadas con nuestro país que hayan generado más titulares en los últimos diez años en la prensa extranjera que ésta. Todos los medios internacionales la han recogido. Y se repite el enfoque: los extranjeros ricos no son bienvenidos en España.

Luego nos podemos poner con los matices. Que si no afecta a los nacionales de la UE. Que si los residentes tampoco pagarán. Que si todavía no se ha aprobado. Eso se lo explican al 1% que se lea la noticia. El resto lo que tiene es un titular que se suma a otros que lleva años escuchando, por ejemplo sobre las pintadas anti-turistas en Barcelona.

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Miren esta portada en The Times el pasado viernes: "If not Spain, where?" Y luego se irá Cuerpo de road-show por la city para explicar a los grandes fondos que en realidad no es para tanto. Lo que le queda al lector medio de un país rico es la sensación de que en España no le queremos. Es la peor campaña publicitaria de la historia. O la mejor que han hecho nunca Portugal, Italia, Croacia o Emiratos.

Sí, hay que ser muy tonto para hacerle el trabajo a tus competidores. Pero eso es lo que hemos hecho esta semana. Sin gastarse un duro, los países que quieren atraer extranjeros ricos (ya sean turistas o residentes), de los que hasta ahora vienen a Baleares o la Costa del Sol, han tenido decenas de páginas en los principales medios internacionales, con los detalles de por qué son tan buenos destinos y qué tiene que hacer alguien que quiera comprarse un inmueble allí. Ahí tienen al articulista de The Times explicando a sus lectores a dónde pueden dirigirse. En las páginas interiores el titular era: "So Spain doesn't want you? Here are the overseas places to buy a home in 2025" ("¿España no te quiere? Los lugares en el extranjero en los que comprar una casa en 2025"). Y es sólo un ejemplo. Echen un vistazo a un buscador y filtren para obtener resultados de la última semana. Pocas veces estuvimos tan presentes en una prensa extranjera que casi siempre nos ignora.

Siempre he pensado que España tenía algo inimitable. He escrito a menudo sobre nuestra ventaja competitiva: un poco como esas empresas que tienen algo (de una patente a marca, pasando por una enorme red de usuarios) que la competencia no puede copiar. Es el sueño de cualquier empresario: tener poder de mercado, capacidad para imponer precios y grandes márgenes sin que aparezcan los competidores (o que el daño que me hagan esos competidores sea menor, porque no puede igualar mis ventajas). España tiene cosas que la hacen única: situación geográfica, infraestructuras, clima, cultura, estilo de vida, gastronomía... Nadie nos puede copiar nuestras ventajas. Con un Gobierno bueno y uno malo. Somos uno de los países en los que mejor se vive del mundo y muchas personas quieren pasar más tiempo aquí. Es nuestro petróleo. Mi apuesta es que también podría ser nuestro activo para atraer inversiones y convertirnos en la Texas de Europa (ese lugar dinámico y con un clima excelente que se aprovecha del suicidio regulatorio de California o los estados ricos del este para atraer inversiones y empleo de alta cualificación).

De hecho, incluso desde una perspectiva socialdemócrata es un escenario ideal: gente muy rica, de la que se gasta mucho dinero (también paga impuestos y tasas, aunque no sean residentes) y apenas te genera gasto ni demanda servicios públicos. Tanto si son turistas como residentes, deberíamos estar encantados de acogerlos, no deseando echarlos. Pues bien, la apuesta de Sánchez es matar esa gallina. Y ni siquiera es porque crea que hay huevos de oro en el interior. Lo hace para poder colocar un par de titulares en La Sexta sobre lo mucho que trabaja para que los jóvenes puedan acceder a una vivienda. El problema es que cuando queramos revivirla, a lo mejor ya es tarde.

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