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Domingo Soriano

El declive de la UE y los morritos de los 'sofisticados'

¿Populismo en la UE? ¿Cortoplacismo? No se me ocurre ninguna medida más peligrosa que la política seguida por el BCE en la última década.

¿Populismo en la UE? ¿Cortoplacismo? No se me ocurre ninguna medida más peligrosa que la política seguida por el BCE en la última década.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, este viernes en París, durante una visita a las obras de reconstrucción de la Catedral de Notre-Dame. | EFE

Como género periodístico, pocos me entretienen más que el del análisis de las elecciones extranjeras. Estaba tentado de decir que es género de ficción, pero en realidad creo que está mejor definido como "autobiografía": el corresponsal o el columnista vuelca sus vivencias en el resultado, con el objetivo de que le escuchemos y nos solidaricemos con él. Eso no quiere decir que no puedan explicar parte de lo ocurrido, pero será una consecuencia secundaria: lo primero es contarnos su vida y sus creencias, no los votos.

Por ejemplo, con la primera vuelta de las francesas del pasado fin de semana, redescubrimos la sabiduría de la senectud. Esto es importante, porque desde hace unos años había una sombra de sospecha sobre los ancianos europeos. Al fin y al cabo, habían votado a favor del Brexit de forma mayoritaria y aquello era intolerable. Pobres viejecitos, nos contaban, engañados por The Sun y los políticos populistas británicos. Medio seniles, pero con papeleta, estaban hipotecando el futuro de sus jóvenes pro-europeos.

Este fin de semana, empero, hemos sabido que el Canal de la Mancha no sólo sirve para las proezas de los nadadores en mar abierto o para impedir que los panzer corran por los páramos ingleses. También es una medicina contra los peores efectos de la edad. Así, los mismos analistas que culpaban a los viejos británicos de su estupidez brexitera, celebran la sensatez, juicio y pies en el suelo de los ancianos galos. Porque, según nos indican las encuestas, en el Hexágono son los jóvenes los que votaron a Le Pen y Melenchon; la victoria de Macron se forjó entre los mayores que, además, como en casi todos los países, suelen votar más. Entre los que superan los 70 años el actual presidente de la República obtuvo el 41% de los sufragios frente a un 13% de Le Pen y un 9% de Melenchon.

Por eso, de la imagen de un viejete semi-senil, medio emborrachado de jerez y con una foto de Churchill en la sala de estar, como si mañana fueran a recuperar la India, hemos pasado a un anciano severo y concentrado, con pinta de patricio romano, con la sabiduría que da la experiencia y una lógica desconfianza ante los salvapatrias.

No tengo ni idea de por qué votaron así los británicos ni por qué lo hacen los franceses. Probablemente las caricaturas que hicieron los medios eran falsas en una y otra dirección.

En el referéndum del Brexit, por ejemplo, engañaron todos, no sólo los chicos de Farage. Estaba claro que estos se inventaban aquello que dijeron sobre lo que se iban a ahorrar fuera de la UE y que no fueron especialmente precisos con las cuentas de la lechera de lo que no pagarían a Bruselas. Pero también era falso el retrato distópico de los que decían que, tras la salida de la UE, el Reino Unido se convertiría en una especie de Corea del Norte en Europa, separada por completo del resto del continente. Todos leímos noticias sobre aviones que tenían que dar la vuelta en pleno vuelo o colapso en los supermercados. ¿Y aquello qué? ¿No era populismo para aterrar el votante? Porque ha pasado ya el tiempo suficiente como para saber que unos y otros, ¡¡los dos bandos!!, mintieron: ni ha vuelto la grandeza de la Inglaterra victoriana ni el país está sumido en el caos.

Ahora, con Francia, pasa algo parecido. Los populismos, nos dicen con una de esas frases hechas tan cursis como falsas, "ofrecen soluciones aparentemente inmediatas y simples a problemas muy complejos". Así, Le Pen o Melenchon serían los campeones del eslogan facilón, frente a un Macron sensato y preparado, que es cierto que tiene un punto de tecnócrata elitista alejado del común de los franceses, pero en realidad es víctima de la demagogia de sus rivales.

En España, entre el académico tuitero-columnista (cada vez más mezclados los dos perfiles), está de moda el retrato de los partidos tradicionales como una especie de refugio del sentido común, de las propuestas posibles frente a las promesas absurdas de la nueva política. Sí, nos vienen a decir, el PP o el PSOE son aburridos y algo rancios, tienen un ramalazo caciquil en los territorios que dominan, pero son la garantía de la estabilidad que necesita el sistema. No harán locuras.

Vamos a ver, es cierto que Le Pen o Melenchon parece que han estudiado Economía con los planes de estudio de la próxima ESO. Pero Macron, Sánchez o Feijóo son los campeones de las soluciones que no encajan ni a martillazos. ¿Populismo en la UE? ¿Cortoplacismo? No se me ocurre ninguna medida más peligrosa que la política monetaria seguida por el BCE en la última década, anestesiante y cómoda para el votante, pero potencialmente explosiva. Por no hablar de las pensiones, que es una de las bazas de Macron para engatusar al electorado de más edad. Si hay un país con un modelo insostenible... no, no es España, es Francia. También podríamos pensar en lo que han hecho Macron o Sánchez en estos dos años de Covid: confinamientos medievales y prohibirlo todo, que digo yo que para eso no necesitaban tanto Excel y tanto técnico de asesor en el Ministerio.

La próxima década se intuye entretenida. Europa está muy mal preparada para lo que venga, sea bueno o malo. Si es bueno, seremos los que peor lo aprovechemos. Si es malo, recen. Eso sí, lo que ocurra no se lo pongan en el debe a Le Pen, Melenchon, Orban, el Gobierno polaco o Boris Johnson. Ni siquiera a Iglesias.

Será culpa si sale mal o se lo deberemos si sale bien... pero lo que toque será el fruto del trabajo de los aburridos, de los partidos del sistema, de los sensatos, de sus tertulianos de cabecera y de los académicos que les escriben papers y leyes. A cada uno lo que le toca. Nunca vi unas élites más irresponsables. Porque el declive de la UE se lo han currado los que ponen morritos de indignación porque en no sé qué región o comarca Le Pen ha sacado un 40%, Melenchon un 26% y Macron sólo un 15%. Y nos dicen que son votantes poco sofisticados. No como ellos, que saben lo que nos conviene a todos.

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