Pedro Sánchez acaba de presentar su cheque comida de 200 euros anuales como un alarde de "escudo social". Pero lo cierto es que lo que acaba de anunciar puede ser calificado como un enorme y descarado timo sin temor a exagerar ni lo más mínimo.
El Gobierno ha regulado este pago para hogares en los que no se superen los 27.000 euros brutos anuales y que no sobrepasen los 75.000 euros de patrimonio –la mayoría de propietarios de vivienda quedan fuera–. Exige, además, que el solicitante cotice o lo haya hecho y cobre o haya agotado el desempleo -con lo que apunta a trabajadores o extrabajadores-.
Según él, lo podrán recibir hasta 4 millones de hogares, algo que está por confirmarse. Pero, por el camino, lo que es seguro es que cualquiera de los de ese grupo de supuestos agraciados, más todo el resto de españoles, han perdido ya otra partida de ayuda que, causalmente, supone o supera esos mismos 200 euros anuales: el descuento por la gasolina o diésel, que para un consumo medio equivale justo a ese importe o lo sobrepasa. Traducido: Sánchez ha anunciado como gran regalo social algo que ha quitado a todo el mundo y sólo devolverá a muy pocos.
Tras las promesas de Sánchez de que nunca pactaría con Bildu y de que nunca dejaría que mandara ERC en España era difícil imaginar mentiras mayores procedentes del presidente del Gobierno. Pero Sánchez siguió sumando falsedades a su largo CV, y no sólo por la tesis fake. Aseguró que al cierre de 2021 pagaríamos menos por la luz que en 2018; que no subiría los impuestos y lleva 54 subidas fiscales; que el ingreso mínimo vital asistiría a 850.000 hogares en 2020 y apenas supera el medio millón dos años después; que el precio del gas estaba bajo control y se ha triplicado; y ahora llega el nuevo anuncio timo: el de vender como éxito social un cheque de 200 euros al año para sacar de la pobreza a quienes no pueden salir adelante por la falta de empleo o por la escalada de los precios que él mismo dijo que nunca alcanzarían los actuales niveles.
Entre las medidas más polémicas que acaba de anunciar el presidente del Gobierno se encuentra el mencionado cheque ayuda destinado a la compra de alimentos que beneficiará, según el Gobierno, a más de cuatro millones de familias. Su importe será de 200 euros en un único pago e irá destinado a las familias con rentas inferiores a 27.000 euros anuales y un patrimonio no superior a 75.000 euros.
Pero la medida ha ido acompañada de un golpe: la retirada de la bonificación de 0,20 euros por cada litro de gasolina o diésel que consumen todos los españoles. Y ese golpe, qué casualidad, supone cerca de 200 euros anuales: justo lo mismo que devolverá a algunos tras quitárselo a ellos mismos y a todo el resto de españoles.
Un consumo habitual de gasolina o diésel de cualquier trabajador o persona que se desplace en coche o moto de forma diaria puede alcanzar los 15.000 km anuales. Un consumo, incluso reducido para esos 15.000 km, puede ser de 7 litros por cada 100 km. Eso supone un total de 1.050 litros de combustible consumidos al año. Y, de nuevo, qué causalidad, eso implica que los 20 céntimos de bonificación existentes hasta ahora y que acaba de borrar de un plumazo Sánchez suman justo 210 euros al año de ayuda. Un ayuda que recibían todos los españoles con consumo de estos carburantes y que ahora pierden todos ellos para recibir el cheque comida sólo unos pocos.
Por si fuera poco, dos años ha tardado Pedro Sánchez desde que empezó la escalada de precios en adoptar otra de las medidas: una rebaja del IVA de los alimentos. Y, al menos, cuatro meses ha tardado desde que la oposición reclamó con insistencia esta medida. Tanto el PP como VOX exigieron la rebaja del IVA de los alimentos y el Gobierno se negó con argumentos falsos como que carecía de poder para alterar la directiva europea que regula este impuesto. Lo cierto es que, sólo tomando esos cuatro meses, Sánchez, gracias a ese retraso en la aprobación de la rebaja, ha conseguido recaudar 300 millones de euros más de los contribuyentes españoles. Todo ello en un entorno en el que acumula ya 54 subidas de impuestos oficiales.