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Glovo y supermercados públicos, impuestazos... Los peores errores económicos de Podemos

Desde la ineficiencia hasta el hambre. Estas serían las consecuencias económicas y sociales de hacerle caso a Podemos.

Desde la ineficiencia hasta el hambre. Estas serían las consecuencias económicas y sociales de hacerle caso a Podemos.
EFE

Durante las últimas semanas estamos viendo como Podemos no para de hacer propuestas profundamente estatistas. La única vía para solucionar problemas que entiende es aquella que pasa por el control y el despilfarro estatal sin pararse a pensar las consecuencias indirectas y a largo plazo que pueden llegar a tener tales políticas. Desgraciadamente para muchos, las medidas que quieren poner en marcha no son innovadoras sino que ya han afectado a muchos países y sectores.

Con todo, la formación morada no se está quedando sola en eso de defender ideas trasnochadas. Su excompañera, Yolanda Díaz, ha dicho por ejemplo que regalará 20.000 euros a todo el que cumpla 18 años. Pedro Sánchez, un poco más modesto, se conforma con hacer una rebaja subvencionada del transporte vacacional a todos los jóvenes. La pelea que existe en la izquierda está siendo por ver quien se erige como el líder que más despilfarra dinero del contribuyente sin pararse a mencionar ni una sola cuestión que pueda crear oportunidades o aumentar la productividad para que los ciudadanos vivan mejor por sus propios medios.

En este artículo, no obstante, nos vamos a centrar en las tres últimas propuestas intervencionistas de Podemos para poder desmontarlas una a una.

Glovo público

Según mantiene la formación, su nueva propuesta de crear un "Glovo público" no tiene que ver con Correos porque "nadie puede hacer la compra" con esta empresa "y que se la suban a casa". Sin embargo, si esa es la única diferencia que va a haber entre ambas entidades, no es descabellado pensar que mirar como es el funcionamiento y los repartos de Correos nos ayudará a hacer una estimación de como sería esa hipotética empresa rider pública.

Cuando lo hacemos, vemos que hay:

  • Problemas a la hora de entregar los pedidos.
  • Esperas interminables.
  • Ambas cosas a la vez.
  • E incluso fallan en dar esos servicios públicos que, supuestamente, justifican las pérdidas.

Por lo tanto cabe preguntarse, ¿de qué manera ese "Glovo público" competiría con el resto de empresas que operan en el mismo sector? ¿Quién elegiría un servicio así teniendo otros mejores? ¿O es que se va a obligar por la fuerza a acudir a la empresa pública? Y esto no es nada nuevo. El Estado no es buen empresario y nunca lo ha sido por lo que debe reservar estos menesteres para el sector privado por el bien de toda la sociedad.

Impuestazo a la vivienda

Desde Podemos consideran que una actitud especulativa es comprar una casa y ponerla a la venta en menos de dos años. El problema es que numerosas empresas y particulares se dedican a comprar, rehabilitar y vender casas en condiciones que permitan su habitabilidad. Estos procesos pueden durar menos de dos años y, siguiendo la propuesta de la formación, se considerarían especulación. Libre Mercado ha hablado con una empresa que se encarga precisamente de estas cosas, aunque prefieren mantenerse en el anonimato por la "demonización" constante que sufren. "Lo único que harán será retrasar los procesos como si de otra barrera burocrática se tratara. Aunque con los problemas que tenemos ahora mismo, en muchos sitios tardamos más de dos años en conseguir las licencias necesarias para acometer la reforma y poder revender las viviendas".

Y es que, esta propuesta penaliza y retrasa el aumento de la oferta de vivienda. Arreglar y poner en condiciones un inmueble para sacarlo al mercado del alquiler provoca indirectamente la bajada generalizada de los precios dado que tiene el mismo efecto que construir. A más casas, más baratas. La formación morada ignora completamente esto y está dando pasos hacia el camino completamente equivocado convirtiendo el tener una casa en propiedad en un lujo.

Supermercado público

La formación ha propuesto la creación de un supermercado público para competir con un supuesto "oligopolio alimentario" pese a que en realidad es uno de los mercados más competitivos. El control del sector de la distribución de los alimentos por parte del Estado ha resultado siempre en escasez y cartillas de racionamiento. Pasó en Cuba y pasó en Venezuela, aunque aquí el proceso fue más lento dado que, como Podemos, Chávez tuvo que ir vendiendo poco a poco el discurso.

También en un contexto de inflación provocado por él mismo, el líder bolivariano comenzó culpando a las empresas de la situación – obviando, al igual que Podemos, la impresión de dinero– lo que le sirvió como legitimación para cerrar hasta 70 comercios. Tras aquello se atrevió con una gran empresa como Éxito cuyo capital era colombiano y francés cuya expropiación supuso un paso enorme hacia el control absoluto de la alimentación. Así es como creó el Hipermercado Bicentenario, entidad que ha servido de inspiración al actual Podemos y que tardó solo 8 años en desaparecer.

La cuestión se descontroló de tal manera que llegó a provocar autenticas peleas por acceder a productos de alimentación. "Nos estamos matando por un pedazo de comida" decían venezolanos en un vídeo que ya no está disponible en Internet pero cuya transcripción quedó registrada en Libertad Digital.

Y tras todo ese proceso llegó a Venezuela la cartilla de racionamiento. Y es que esas ideas que mantiene hoy la formación morada han sido refutadas por la historia. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Por qué fallan estas políticas? Pues no es ningún misterio y la Economía lo ha resuelto hace tiempo.

Al contrario de lo que piensan en Podemos, los precios son esenciales para conocer las necesidades de las personas y la forma en la que se les está abasteciendo de un producto para que, en caso de algún problema, se pueda corregir a tiempo. Es decir, los precios son información que nos revelan el estado de un bien o servicio.

Si manipulamos los precios lo que hacemos realmente es dar información falsa como, por ejemplo, decir a los productores que algo que no es escaso cuando si lo es. Podemos pretende con este supermercado público pagar más a los proveedores y cobrar menos al consumidor. Con esto, además de solo poder hacerse con pérdidas que se repercutirían en el contribuyente, se conseguiría desestabilizar la información que reciben productores, compradores y la competencia.

Eso es lo que pasó en Venezuela, al meterse el Estado en el proceso productivo para corregir lo que él mismo había provocado, los precios dejaron de dar la información necesaria para saber qué, cómo o cuándo hay que ofrecer cada bien conduciendo al país a un torbellino de perturbaciones que desembocaron en colas y escasez. Es por ello por lo que se debe de ser consciente de que cada acción tiene su reacción y que las políticas públicas deben de realizarse teniendo en consideración sus consecuencias indirectas y no solo servir a discursos ideológicos con pretensiones electoralistas.

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