La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) continúa emitiendo sus evaluaciones sobre las políticas económicas seguidas en nuestro país. A este respecto, el organismo independiente ha avisado en los últimos meses sobre aspectos tan preocupantes como el disparado gasto público en España o los ataques al derecho de propiedad de la Ley de Vivienda.
Asimismo, Fedea se ha preocupado por el estado del empleo, habiendo criticado que, en ocasiones, los economistas tienen que ser "detectives" ante la falta de "transparencia" del Ejecutivo en materia laboral. Y ahora, la fundación vuelve a arremeter contra las políticas de empleo alertando de los engañosos efectos positivos de la reforma laboral promovida por Yolanda Díaz.
En concreto, ha sido durante un evento desarrollado por Fedea este martes 30 de mayo cuando sus expertos han hecho balance de los efectos de la legislación laboral aprobada en 2021. El organismo ha recalcado que dicha reforma ha sido "un éxito total" para recortar la temporalidad contractual, pero no la "real". Es decir, que la reforma ha contribuido a reducir la temporalidad sobre el papel –tal y como indican los datos de empleo– cuando no ha sido así en la realidad de los trabajadores.
A este respecto, el investigador asociado de Fedea Florentino Felgueroso, ha explicado que aunque los datos oficiales hayan mejorado, la temporalidad "real", medida a través de los flujos de entrada y salida del empleo al paro no lo han hecho, por lo que los efectos de la reforma laboral "no son tan visibles" en este sentido. Así, el experto ha recalcado que España destaca "muy por encima de todos los demás países" en las tasas de salida del empleo al paro, al duplicar o incluso triplicar la de la mayoría de los países de Europa.
De hecho, tras la reforma laboral, y según los propios datos de Eurostat, la reducción de contratos temporales no se ha traducido en menores transiciones del empleo al paro. Y Felgueroso va más allá, porque indica que las tendencias positivas que marcaba el mercado laboral antes de la reforma –como la reducción en la tasa de salida del empleo al paro o la inactividad– se han estancado tras su aprobación.
Según el experto, este fenómeno puede deberse a la destrucción de empleo temporal poco cualificado, al mantenimiento de cierta temporalidad de larga duración o al hecho de que los contratos fijos-discontinuos por los que ha apostado la reforma laboral "no aporta más estabilidad" de la que ya existía antes con la recontratación de temporales. En este sentido, Felgueroso explica que antes de la reforma laboral de Díaz ya existían acuerdos implícitos que otorgaban "cierta estabilidad" a las recontrataciones de trabajadores temporales, mientras que la reforma convierte dichos acuerdo en implícitos a través de los fijos-discontinuos.
El peligro de los fijos-discontinuos
De igual forma, Fedea ha advertido del hecho de que los fijos-discontinuos no cuenten, a diferencia de los temporales, con indemnización al terminar su servicio, ya que se entiende que en estos últimos la relación laboral con la empresa no finaliza. Esto, a juicio de los expertos Florentino Felgueroso y Marcel Jansen, hace de los fijos-discontinuos una figura con "escasa regulación" que puede llegar a genera un problema de "atrapamiento" en esta modalidad, dificultando la transición hacia el contrato indefinido de toda la vida.
Además, avisan de que "la precariedad y la pobreza laboral de los más vulnerables se puede reproducir" con este tipo de contrato al igual que con uno temporal.
Para evitar este riesgo de que los fijos-discontinuos puedan transformarse de facto en contratos de cero horas en algunas actividades, el experto de Fedea apuesta por que se establezcan reglas objetivas y/o poner un precio a la rotación mediante un sistema de 'bonus-malus', que premie las cotizaciones de las empresas con menor rotación y penalice a las que rotan más a sus trabajadores.
Por último, Jansen también ha destacado el hecho de que, con la actual legislación, las empresas no asumen el coste social de la rotación laboral, de forma que las compañías con bajas tasas de rotación acaban pagando los costes generados por las que tienen tasas altas. Y, para solucionarlo, el experto plantea crear reglas objetivas así como poner precio a la rotación mediante un sistema de bonus-malus. Este premiaría las cotizaciones de las empresas con menor rotación y penalizaría, por contra, a las que rotan más a sus trabajadores.