La baja productividad es una de las principales debilidades de la economía española. Aunque esta problemática lleva enquistada en nuestro país desde hace años, lo cierto es que desde que Pedro Sánchez llegó al gobierno la productividad nacional se está alejando cada vez más de los países europeos.
Así, frente al optimismo exacerbado del Ejecutivo de Sánchez, la realidad desmonta la euforia gubernamental en materia económica. Tal y como muestran los últimos datos de Eurostat relativos a 2022, y tomando como base (100) la productividad nominal media por trabajador en la Unión Europea, se observa que España queda en una posición considerablemente inferior a la de sus vecinos (93,7).
Sin embargo, en 2018, el primer año de PSOE y Podemos al frente del gobierno, la distancia con los países del Viejo Continente era menor. Entonces, la productividad española por persona ocupada y hora trabajada se situaba prácticamente en la media europea (99,8). En ambos periodos, Irlanda, Luxemburgo y Noruega encabezaban el ránking. Por detrás de España, repiten Malta o Chipre. Entonces, ¿lo que ocurre es que está empeorando la productividad en España o es que mejora Europa? Ambas respuestas pueden ser correctas.
La paradoja de la productividad
El pasado viernes, el Gobierno celebró con ahínco que la economía nacional recuperó el PIB prepandemia primer trimestre de 2023, pero no es oro todo lo que reluce. Hay que tener en cuenta que España llega considerablemente tarde a este dato de crecimiento (ha necesitado más de tres años), que somos es último país de la eurozona en hacerlo y que recuperamos la riqueza perdida en 2019 por la mínima, es decir, estamos en la casilla de salida.
Además, otra de las claves que explica José María Rotellar en Libre Mercado, es que esta cierta mejoría se debe a una bajada de las importaciones que hace crecer el PIB aparentemente, pero evidencia que importamos menos porque los ciudadanos han perdido renta disponible (somos más pobres).
En este sentido, durante los más de tres años que España ha tardado en recuperarse, en el mercado laboral se ha dado un curioso fenómeno debido a que nuestro país ha tardado mucho menos en lograr el empleo perdido por la pandemia (el último dato de ocupación es récord con 20,8 millones de afiliados). Sin embargo, este hecho lo único que demuestra es que cada trabajador nacional produce menos, es decir, corrobora la pérdida de productividad analizada.
"Un problema serio"
Sobre la problemática de la productividad giró la intervención de varios expertos en el debate que organizó el Consejo General de Economistas esta semana titulado la "Situación actual de la economía española y sus retos".
El ex presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE) y miembro directivo de la CEOE, José Luis Feito, y el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza, José María Serrano, fueron los invitados del acto. Para Feito, "la principal debilidad de nuestra economía es estructural y consiste en el estancamiento de nuestra renta per cápita en los últimos 15 años. En efecto, tenemos hoy la misma renta per cápita que teníamos en 2007. Esta incapacidad de generar ritmos de crecimiento del PIB superiores al avance de la población ha ido alejando nuestra renta per cápita del promedio de los países de la eurozona, habiendo retrocedido desde el 92% de dicho nivel que alcanzamos en 2005 hasta el 85% que tenemos hoy día" señaló. Esta dramática realidad se debe a la baja tasa de empleo de nuestro país y a "un exiguo crecimiento tendencial de la productividad", apuntó Feito, que también alertó del "aumento de la deuda pública y el pobre desempeño de la economía desde la irrupción de la pandemia".
En la misma línea fue José María Serrano, que también coincidió en que "las debilidades más importantes, que son estructurales" son, por un lado, que "la economía española tiene un problema serio de baja productividad, que pone en riesgo sus posibilidades de crecimiento sostenible y explica la falta de convergencia con la Eurozona". Para revertir la situación "es imprescindible aumentar el capital humano, invertir en I+D+i y mejorar la calidad del marco institucional poniendo coto a la hemorragia normativa" recomendó Serrano. Además, "la elevada deuda externa y la negativa posición de inversión internacional muestran que España tiene un problema de vulnerabilidad financiera. Vulnerabilidad que está motivada por el persistente déficit público y la elevada deuda pública, que la hacen dependiente de los mercados financieros internacionales y del BCE. Es un riesgo que se debe evitar alcanzando el equilibrio presupuestario" apuntó.
Mientras tanto, formaciones de izquierdas como Sumar, plantean que el Estado reduzca forzosamente la jornada laboral de los españoles, lo que golpearía directamente sobre la insuficiente productividad de nuestro país.