Nadia Calviño compite con otros candidatos internacionales por el cargo de presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Pero su mayor contrincante era realmente su compañera política y compatriota Margarita Delgado. Delgado optaba a otro puesto de más influencia e importancia para España como era la presidencia del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del BCE. Y Calviño tenía un problema: si se elegía a una española para uno de los dos cargos, el segundo sería para un candidato de otro país. Esta semana se ha sabido ya que Delgado ha perdido en su pugna por el MUS con la alemana Claudia Buch. Pero lo cierto es que Calviño dio por hecho ya la semana pasada en foros empresariales su ascenso a la presidencia del BEI. Es decir, se mostró convencida de la eliminación de obstáculos en sus pretensiones antes de que todo el mundo supiera que Delgado se caía de las quinielas de los cargos internacionales.
La insistencia y defensa de sus candidatos por cada Gobierno nacional obviamente tiene influencia en la entrada de unos u otros en los puestos internacionales. Delgado era la opción más interesante para España, desde el punto de vista de la importancia del cargo. Delgado optaba al MUS y este Mecanismo Único de Supervisión no es sino el sistema de supervisión bancaria europea integrado por el BCE y por las autoridades de supervisión nacionales de los países participantes. Un ariete en momentos de dificultad financiera.
El BEI es otra cosa. El Banco Europeo de Inversiones tiene como función conceder financiación a proyectos que contribuyan a lograr los objetivos de la UE, tanto dentro como fuera del espacio comunitario. Traducido: no es decisivo en un momento clave como una crisis. Y a la presidencia de este organismo es a lo que opta Nadia Calviño, la persona a la que Pedro Sánchez confió tantas veces la tarea de decir a la población/votantes que iban bien las cosas mientras España disparaba la deuda en más de 400.000 millones de euros, subía la recaudación fiscal a todos los contribuyentes en 85.000 millones en dos años, éramos los últimos en recuperar el PIB previo al covid, o nos situábamos como el peor país en datos de paro.
El Banco Central Europeo (BCE) movió el pulgar del MUS en la dirección de la alemana Claudia Buch. Y la española Margarita Delgado se quedaba fuera. Y eso ha supuesto una buena noticia para la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, aunque es una mala noticia desde el punto de vista de la influencia de España.
Pero lo más llamativo es que varios empresarios contactados por Libertad Digital han confirmado que ya una semana antes -por lo tanto, antes también de que se supiera oficialmente que el MUS se iba a Alemania-, Calviño fue dando por hecho su nombramiento en el BEI. Y lo hizo con plena seguridad.
Bélgica, que preside actualmente el consejo de gobernadores del BEI, abrió oficialmente el viernes de la semana pasada la ronda de consultas para buscar un candidato con el apoyo necesario y está previsto que los ministros de Economía y Finanzas de la UE -que son también los gobernadores de la entidad- discutan la cuestión en los márgenes de la reunión informal de Santiago de Compostela de este viernes y sábado. El tema podría incluirse oficialmente si así lo solicita Bélgica, aunque no existe un plazo formal para tomar la decisión por lo que la cita podría saldarse sin una nominación. Y, si Calviño logra hacerse con los mandos del BEI, disfrutará de un sueldo de 31.000 euros brutos al mes por un mandato de seis años renovable.