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La incoherencia de Bruselas con el coche de combustión: "¿Vamos a ponérselo en bandeja a los chinos?"

Bruselas prohibirá la venta de coches gasolina y diésel en España, pero promueve la exportación a otros países. ¿No importa allí la contaminación?

Bruselas prohibirá la venta de coches gasolina y diésel en España, pero promueve la exportación a otros países. ¿No importa allí la contaminación?
El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton. | Europapress

La Unión Europea (UE) ha fijado en 2023 el final de la compra-venta de vehículos de combustión. Para el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, este golpe a los coches de gasolina y diésel supone una decisión "acertada" dentro de la disparatada protección del medioambiente que enarbola la UE, aunque fuera del Viejo Continente la cosa cambia.

Según Thierry Breton, el sector de la automoción europeo debería liderar la exportación de estos automóviles hacia otras partes del mundo. Parece que en otras partes del mundo no importa que estos demonizados vehículos contaminen.

En su intervención en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, el burócrata ha puesto sobre la mesa su perspectiva sobre la necesidad de continuar fabricando este tipo de coches después de que se apliquen las restricciones. "Nuestra democracia ha decidido que para el 2035 no vamos a poder comprar coches de combustión dentro de Europa, pero eso no quiere decir que tengamos que dejar de producirlos. Será necesario para el resto del mundo".

"Para 2050, en África habrá hasta 3.000 millones de habitantes y, para ellos, la transición va a durar mucho más tiempo. Por lo tanto, esos países van a seguir necesitando coches, autobuses, minibuses, furgonetas... ¿Vamos a ponerle este enorme mercado en bandeja a los chinos? Europa puede ser líder en la exportación de vehículos de combustión limpios" defendió Breton.

Por otro lado, el comisario europeo ha incidido en la necesidad de acelerar el despliegue de puntos de recarga en Europa, donde para 2030 serán necesarios "entre 7 y 8 millones", y asegurar cómo producir la energía necesaria para el aprovisionamiento del transporte. "Hoy tenemos unos 17.000 puntos de recarga en Europa. Un 80% están en tres países: Alemania, Holanda y Francia. La cosa no pinta muy bien. ¿Cómo fabricaremos las baterías? Hay que producir mucho más litio y cinc del que se produce hoy". De esta manera Breton reconoce las limitaciones de la UE para alcanzar los objetivos propuestos por Bruselas.

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