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Pedro Pablo Valero

SVB, Credit Suisse, Deutsche Bank y los peligros de comprar deuda

Los clientes del SVB, con su solicitudes de reembolso, obligaron a la entidad a vender a pérdidas su "segurísima renta fija".

Los clientes del SVB, con su solicitudes de reembolso, obligaron a la entidad a vender a pérdidas su "segurísima renta fija".
SVB creyó que no pasaba nada por tener deuda comprada a un tipo de interés muy inferior al actual. | Alamy

A estas alturas casi todos nos hemos enterado de la existencia del hasta hace unas semanas desconocido Silicon Valley Bank. La causa de su caída ha sido la que suele pasar cuando un banco está mal gestionado: muchos clientes han ido a retirar dinero y los activos del banco no eran suficientes como para asumir esa demanda de liquidez.

Pero el motivo de esto no viene, como fue habitual en la Gran Recesión de 2008, en inversiones disparatadas en bonos basura, activos inmobiliarios sobrevalorados o derivados complejos. Lo peligroso viene precisamente de que el principal destino de los fondos de los depósitos de los clientes fueron activos del Tesoro estadounidense. Es decir, no es que los gestores del SVB compraran una criptomoneda que se ha evaporado o invirtieran en la devaluada moneda argentina, no hicieron nada teóricamente peligroso: tan sólo adquirieron renta fija.

No hace ni dos meses lo explicaba en esta misma tribuna, lo peor de comprar deuda de un emisor es que éste quiebre, pero no es el único riesgo: "Otro problema de la inversión en renta fija está en las importantes carteras de inversión de los bancos, incluso de los bancos centrales, ya que revaluado a precios de mercado actuales supone unas pérdidas latentes millonarias." Desde entonces hemos conocido que el BCE sufrió unas pérdidas históricas -las primeras desde 2004, entonces fue por desajustes de la cartera de divisas- de 1.627 millones de euros en 2022 y el SNB (banco central de Suiza) de 133.200 millones de euros, la mayor parte de ellas precisamente por haber comprado deuda a tipos de interés muy bajos y que, si los tuvieran que vender a precios de mercado actuales, provocarían un agujero muy importante en sus balances.

Y el caso del SVB es similar, creyó que no pasaba nada por tener deuda comprada a un tipo de interés muy inferior al actual y, seguramente, pensaban que antes del vencimiento ya volverían a bajar los tipos. Pero para su desgracia no es un banco central que tiene provisiones de sobra, o que puede cubrirlas cuando quiera ampliando capital (en el caso del BCE, si hiciera falta, solicitando más fondos a los diferentes países). Es (o era, mejor dicho) un banco comercial con clientes que pueden solicitar el reembolso de sus depósitos en cualquier momento. Y al hacerlo, obligaron al SVB a vender a pérdidas su "segurísima renta fija" hasta que ya no pudieron asumir el roto en las cuentas.

Es un ejemplo perfecto no sólo de los peligros de comprar deuda, aunque sea de magníficos emisores, por el riesgo de los tipos de interés y no sólo de lo importante que es provisionar las pérdidas latentes a precios de mercado porque siempre puede haber un aluvión de clientes que exijan su dinero en efectivo, sobre todo del enorme error, de la gigantesca burbuja de irrealidad que provocaron los bancos centrales manteniendo durante años los tipos excesivamente bajos y los mercados inundados de liquidez. El SVB ha quebrado por culpa de la irresponsable política monetaria de la Fed desde 2009 que le ha obligado, vistas sus consecuencias en forma de alta inflación, a virar completamente sus medidas desde hace un año.

El 16 de marzo de 2022, aunque ya había sido anunciado desde finales de 2021, la Fed elevó los tipos de interés por vez primera desde diciembre de 2018 situándolos en el rango 0,25-0,50%, coincidente con un IPC interanual en el país en ese momento del 7,9%. En el comunicado avisaron que sus proyecciones situaban los tipos de interés en un rango entre el 1,75% y el 2% para finales de año. Sin embargo, a finales de 2022 estaban en el rango 4,25%-4,5%, este año ya los ha elevado dos veces un cuarto de punto. Esto se ha traducido en que, por ejemplo, un bono a 5 años que en 2020 llegó a rentar a apenas un 0,20% ahora esté por encima del 3,5% (y ha estado por encima del 4% antes de esta crisis).

Tras el SVB también cayó el Signature, un pequeño banco estadounidense. Y la crisis cruzó el océano y llegó al Credit Suisse que, como explicamos, tuvo unos problemas diferentes (daños reputacionales por ejemplo) pero la clave de sus problemas de solvencia vino de unas inversiones demasiado arriesgadas tomadas por el incentivo que su banco central, tras siete años de tipos en negativo, le "obligaba" a tomar para poder esquivar las pérdidas y los márgenes menguantes.

Para evitar su colapso, muy crítico ya que estaba considerado uno de los bancos "demasiado grandes para caer", se le ha fusionado con el mayor -y ahora más grande, y por tanto más peligroso- banco suizo: UBS. Otra entidad financiera enorme y que, como Credit Suisse, nunca se repuso de las dificultades de la Gran Recesión de 2008, es el Deutsche Bank, famoso por su alto volumen de derivados que tanto inquieta por si está -o no- correctamente valorado y cubierto por colaterales sólidos.

No es mi intención meter miedo, no creo que vaya a haber un contagio tan grande como para llevarnos a una nueva crisis financiera, aunque es inevitable preguntarse cuántas entidades financieras tienen, en su cartera de inversión a vencimiento, renta fija con pérdidas latentes multimillonarias y cuántos podrían, si los clientes piden el reintegro de su dinero, responder por todas ellas. Pero quiero ser positivo y que todos aprendamos de esta crisis, y especialmente de la del SVB, para que seamos más prudentes. Por supuesto, los bancos, que deberían provisionar todos sus activos a precios de mercado. Por supuesto, los bancos centrales, para no volver a fomentar con sus políticas las burbujas que luego debe explotar de forma tan violenta y rápida que lleva a episodios como este. Y, por supuesto, también los inversores particulares.

¿Cuántas veces no habré oído lo de "si no vendo no pierdo" referido al que tiene unas acciones compradas que si las vendiera a como cotizan le reportarían una enorme pérdida pero que sigue mentalmente creyendo que valen a como cotizaban cuando compró? Las pérdidas latentes pueden ser reales en cuanto se necesite la liquidez, y nunca sabemos cuándo hará falta, así que debemos asumir que nuestras inversiones (bolsa, pisos, criptomonedas, fondos de lo que sea…) valen lo que a día de hoy podemos obtener por ellas, y no lo que valían cuando las adquirimos.

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