El gobierno de España insiste en trasladar un mensaje de optimismo económico, dándole la espalda al pesimismo general que reconocen los ciudadanos cuando se les pregunta por esta cuestión. Pedro Sánchez afirma incluso que "la economía va como una moto", pero los datos son los que son y dibujan un 2023 complicado.
A continuación se recogen hasta 23 métricas que así lo confirman:
(1-2) Si nos fijamos en el comportamiento del PIB, podemos ver que su avance en el primer trimestre de 2023 ha sido del 0,5%. No fue mucho mejor el dato de los dos trimestres anteriores: en ambos casos, la subida de la producción fue de apenas un 0,4%. Esta inercia retrasa la recuperación del PIB previo a la pandemia a la segunda mitad de 2023.
(3-4) Tampoco está mejorando la tasa de paro, como refleja la evolución de la Encuesta Población Activa. Tras caer al 12,5% en el segundo trimestre del pasado ejercicio 2022, esta rúbrica aumentó al 12,7% entre julio y septiembre y avanzó al 12,9% entre octubre y diciembre, añadiendo un nuevo aumento hasta el 13,3% entre enero y marzo del presente curso. Además, el número de ocupados arrancó el ejercicio creciendo a tasas trimestrales 1,8%, frente al 3,1% del pasado curso 2022, mientras que la reducción en el número de desempleados constatada de enero a marzo fue diez veces que un año antes.
(5-13) De igual manera, se constata un cambio a peor en muchos de los indicadores adelantados comunicados por el Ministerio de Asuntos Económicos, correspondientes al pasado meses de mayo o, en su defecto, al comportamiento de la economía en abril. Así, las cifras son las siguientes:
- El Índice de Producción Industrial ha entrado en terreno negativo, con una caída del -1,7%.
- El consumo eléctrico peninsular se está reduciendo a tasas del -7%.
- La producción de vehículos audiovisuales se está desacelerando y apenas avanza a una tasa del 3,2%.
- La creación de empresas también evoluciona a menos y crece solamente un 1,7%.
- Las ventas de las grandes empresas están prácticamente estancadas: solamente mejoran un 0,9%.
- El Índice de Sentimiento Económico está apenas 0,5 puntos por encima del umbral de referencia (100).
- La compra-venta de viviendas está retrocediendo al 11,6%.
- El consumo de cemento se está reduciendo a una tasa del 11,6%.
- La concesión de crédito cae a un ritmo del 9,6%.
(14-18) A todo esto hay que sumarle la nefasta "herencia" de los últimos cuatro años de política económica. No en vano, comparando la España de 2019 con la de 2022, nos encontramos con el siguiente desempeño:
- El crecimiento medio ha sido del 0,4%, el nivel más bajo de toda la Unión Europea.
- La renta por habitante ha descendido un 1,2%, frente al avance medio del 4,3% que registran nuestros socios comunitarios. En términos de poder adquisitivo, sufrimos un desplome del 6,9%,muy por encima de la corrección del 1,9% que sufre nuestro entorno.
- La convergencia con Europa retrocede, pasando del 90% al 85% en términos de PIB per cápita.
- La inflación acumulada asciende un 15%. En el caso de los alimentos, la subida de la cesta de la compra roza un aumento agregado del 29%.
- El déficit público roza el 5% del PIB y el déficit estructural es prácticamente equivalente, puesto que alcanza el 4,5% del PIB.
Y, por si no fuese suficiente, distintos estudios confirman el deterioro de la política económica en distintos frentes: (19) figuramos fuera de las cincuenta primeras posiciones del Índice de Libertad Económica, (20) somos el segundo país con mayor número de sentencias internacionales en situación de impago, (21) figuramos entre los cinco mercados de la OCDE con menor competitividad fiscal, (22) estamos entre los miembros de la Unión Europea que peor protegen la propiedad privada y (23) la deuda pública ha subido hasta situarse cerca del 115% del PIB y, de hecho, ha aumentado casi el triple en España que en la UE-27 (+15 vs +6 puntos desde 2019 hasta 2022).