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Vuelco político en Polonia, el país con mayor aceptación social del capitalismo

Su partido fue segundo en las elecciones, pero Donald Tusk, del PP europeo, puede formar gobierno uniéndose a los centristas y a la izquierda polaca.

Su partido fue segundo en las elecciones, pero Donald Tusk, del PP europeo, puede formar gobierno uniéndose a los centristas y a la izquierda polaca.
El ex presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, puede gobernar en Polonia. | EFE

Polonia es una de las antiguas repúblicas soviéticas que más ha apostado por el capitalismo tras el derrumbe del viejo imperio comunista. Desde el año 1995 hasta el presente curso 2023, su puntuación en el Índice de Libertad Económica se ha disparado de 50,7 a 67,7 puntos, lo que ha permitido al país entrar en el grupo de las cuarenta naciones que mejor siguen los principios de la doctrina del laissez faire.

Desde 1990, coincidiendo con el paso del comunismo al capitalismo, el ritmo de crecimiento medio de Polonia ha sido del 4,5% anual. Se trata del nivel más alto observado en toda la Unión Europea para dicho periodo. Asimismo, hay que tomar en cuenta que el país tiene un nivel de paro muy reducido (5%) y una deuda pública relativamente baja (inferior al 50% del PIB).

Esta evolución ha tenido un impacto notable en la propia sociedad polaca, que se muestra firmemente partidaria de los modelos económicos liberales. Una encuesta diseñada por el colaborador de Libre Mercado, Rainer Zitelmann, y desarrollada por Ipsos Mori, encontró en 2022 que Polonia es el país donde existe una mejor percepción social del capitalismo.

Los libros de historia describen la apertura económica de Polonia como una "terapia de choque". Su principal impulsor fue Leszek Balcerowicz, un destacado economista liberal que formó parte del primer gobierno democrático que siguió a la dictadura comunista y que también desempeñó cargos de vital importancia, como la vicepresidencia del gobierno (1989-1991 y 1997-2001) o la presidencia del Banco de Polonia (2001-2007).

Las elecciones del 15-O y el futuro de Polonia

Las elecciones celebradas el pasado domingo 15 de octubre pueden desencadenar un vuelco político en el país del Este de Europa. Los resultados del escrutinio arrojan el triunfo de la formación conservadora Ley y Justicia (PiS), que venía gobernando desde 2015. La formación de Jaroslaw Kaczynski puede intentar formar gobierno sumando sus apoyos a los de Confederación, un partido que se sitúa más a la derecha del espectro político. Sin embargo, la suma de ambos obtendría cerca de 210 escaños, de acuerdo con las proyecciones demoscópicas de Ipsos Mori que han difundido los principales canales de televisión de Polonia.

Tal escenario abre la puerta a una posible mayoría alternativa que, de forma similar a lo que puede ocurrir en España, auparía al poder a la fuerza que terminó en segundo lugar en los comicios. Se trata de PO, un partido encabezado por el ex primer ministro y ex presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Dicha agrupación podría sumar sus casi 160 escaños a los 60 en los que se mueve la coalición Tercera Vía y los 30 que espera obtener el partido de La Izquierda.

Los números pueden bailar, pero todo apunta a que la brecha entre ambos bloques es insalvable para Jaroslaw Kaczynski, que se quedaría en el entorno de los 210 escaños frente a los 250 que podría llegar a aglutinar Tusk. Por lo tanto, parece abrirse la puerta para un nuevo gobierno conformado por tres partidos que pertenecen a familias políticas diferentes. Así, el grupo de Tusk forma parte del PP europeo, mientras que Tercera Vía está integrado en la familia política de corte liberal-demócrata que impulsa el presidente francés Emmanuel Macron y La Izquierda es un partido vinculado a las formaciones socialistas y socialdemócratas del Viejo Continente.

Las relaciones con la Unión Europea se han convertido en un punto clave en torno al cual se han producido distintos posicionamientos. El gobierno de PiS y sus posibles aliados de Confederación han denunciado la injerencia de Bruselas. En cambio, Tusk ha dado por buena la presión ejercida por la UE, que llegó al punto de "congelar" cerca de 40.000 millones de euros de fondos europeos a raíz de las críticas que despertaron distintas reformas de la arquitectura del poder judicial diseñadas por el actual gabinete de Kaczynski.

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