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Milei acabará con la intervención de precios en Argentina

Según la teoría económica, el control de precios es un gran error. El caso de Argentina lo demuestra, dado que la inflación ya asciende al 142,7%.

Según la teoría económica, el control de precios es un gran error. El caso de Argentina lo demuestra, dado que la inflación ya asciende al 142,7%.
Javier Milei | EUROPA PRESS

Las medidas económicas que implementará el gobierno de Javier Milei supondrán una verdadera revolución en Argentina tras años de peronismo y fallidas políticas públicas. Una de las decisiones que el nuevo Ejecutivo va a tomar es la de acabar con el control de precios que tanto ha dañado a la economía argentina. Así lo ha expresado recientemente en declaraciones a la prensa la economista Diana Mondino, diputada de La Libertad Avanza e integrante del equipo en el que Milei confía para poner en marcha el nuevo Gobierno.

"Esto de los precios máximos, de los precios de cuidados... todo eso tiene que desaparecer", ha señalado Mondino, que ha añadido que con estas medidas van a tratar de fomentar las exportaciones. Esto no quiere decir que no vaya a haber ninguna norma en el mercado. Para explicar esto, Mondino ha realizado una analogía con el Código Vial.

"Hay controles que son indispensables", explica la economista, refiriéndose en su explicación a la necesidad de que existan normas básicas de convivencia y orden, como lo sería un semáforo para controlar el tráfico. Trasladado esto al ámbito económico y empresarial, Mondino se ha referido a que seguirá habiendo controles de calidad que se adecúen con las necesidades de salubridad mínimas. Lo que no tiene que desaparecer, ha dicho, es el "control de sanidad, de higiene, etc". En cambio, ha dejado muy claro que el control de precios sí debe terminar, porque "sabemos que el control de precios nunca funcionó".

Con todo, en referencia al funcionamiento del mercado, Mondino explica que "vamos a tratar de que sea más ordenado", porque "no puede ser que el Estado decida quién no puede hacer algo y quién sí puede hacer algo" discrecionalmente. En el fondo, lo que pretenden desde La Libertad Avanza es "generar libre competencia", que hoy no existe como consecuencia de la intervención estatal. Como explica Mondino, "si dejas precios libres, todo el mundo hará lo mejor que pueda".

Eliminar la Secretaría de Comercio

El caso de Argentina refleja cómo el control de precios no sirve para contener la inflación, pues según el INDEC (el INE argentino) en el mes de octubre la inflación ascendía al 142,7% respecto del año anterior. Por eso, aunque en la entrevista con Diana Mondino algunos reporteros se mostraran contrariados ante el anuncio del fin de los controles de precios, Argentina requiere de profundas reformas en materia económica.

Como estamos comentando, una de estas medidas será acabar con el fin del control de precios y, además, del comercio exterior, para lo cual Milei eliminará la Secretaría de Comercio, el organismo que hoy se encarga de controlar los precios en el mercado interno y de habilitar los permisos para importar. Milei expresó al respecto que la Secretaría de Estado "no tiene por qué estar haciendo eso de regular precios, me parece una aberración", por lo que, no va existir en su gobierno, al menos "en el sentido que le dieron históricamente los gobiernos"

En concreto, hasta ahora el Gobierno kirchnerista ha llevado a cabo el control de precios mediante los "precios cuidados" (que el anterior Gobierno vendía como "precios estables para los productos esenciales") creados por Cristina Fernández de Kirchner con el fin de frenar el alza de los precios y que inspiró a Yolanda Díaz, quien propuso el año pasado crear una cesta de productos con límites de precios, y a Ione Belarra, quien propuso bonificar con el 14,4% del precio un conjunto de 20 alimentos básicos.

El fracaso del control de precios

La teoría económica demuestra que el control de precios es un gran error. Tanto si se establecen precios máximos como si se fijan precios mínimos, lo que se va a ocasionar es una distorsión del mercado y un desajuste entre la oferta y la demanda, que, por el contrario, en un mercado libre tienden a alcanzar, paulatinamente, un equilibrio de forma natural.

Por un lado, si la Administración decide fijar un precio máximo por encima del cual no se pueda vender un determinado bien o servicio, lo que podría ocurrir es que se genere una escasez que, de otro modo, no existiría. Esto ocurriría cuando en un momento dado el punto de equilibrio entre la oferta y la demanda estuviese situado por encima de ese precio máximo. Así, habría una escasez de oferta o un exceso de demanda, porque a buena parte de los productores no les interesaría vender a ese precio y, en cambio, para los consumidores este precio más bajo del que en realidad debería darse es mucho más atractivo y, por ello, estarían dispuestos a comprar el producto.

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Rothbard, "Man, Economy, and State with Power and Market", Mises Institute (2009)

Asimismo, un control de precios mediante el cual se establecen los precios mínimos por debajo de los cuales no se puede vender un determinado bien o servicio producirá el efecto contrario al anterior. Al ser un precio de venta mucho más atractivo para los productores, éstos estarán dispuestos a producir y poner en el mercado las mercancías sujetas a esta regulación. Sin embargo, si el precio mínimo fijado por mandato gubernamental termina situándose por encima del precio que realmente se debería dar, los consumidores no estarán dispuestos a comprar, por lo que se producirá un exceso de oferta o una escasez de demanda.

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Rothbard, "Man, Economy, and State with Power and Market", Mises Institute (2009)

Si esto ocurre así es porque, aunque el ajuste no sea completamente perfecto, el mercado sí se regula y adecúa por sí solo a las necesidades de cada momento, dadas unas condiciones existentes determinadas, las cuales a su vez determinan aquéllas necesidades. El problema de las medidas de corte socialista, basadas en la planificación central, es ignorar el funcionamiento del mercado y, por ello, tratar de decidir quién, cómo, cuánto y qué debe producir.

Sin embargo, como demostraron Hayek y Mises, el regulador central no puede planificar la economía porque ni cuenta con todo la información del mercado, dado que ésta se encuentra dispersa en millones de mentes, ni tampoco puede saber qué información se generará en el futuro, puesto que esto es sencillamente imposible. Así, el control de los precios siempre fracasa, porque no tiene en cuenta que su función principal es la de servir como catalizador de la información de mercado, el cual no es sino un orden espontáneo, y coordinadores de los agentes económicos.

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