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José María Rotellar

El gasto electoral infinito de Sánchez hace perpetua la deuda en España

Se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público que nos lleva a una situación de insostenibilidad.

Se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público que nos lleva a una situación de insostenibilidad.
Europa Press

Repetimos en muchas ocasiones, la última hace un par de semanas, que Sánchez sólo gobierna a golpe de gasto, de demagogia y de promesas que endeudan más y más a la economía española, como podemos comprobar mes tras mes. Sólo él ha hecho que la deuda aumente en más de 350.000 millones de euros desde que gobierna. Nunca nadie había hecho crecer tanto gasto y deuda como él en ese período de tiempo, fruto de su creencia en que no hay problema para endeudarse hasta el infinito, porque siempre el mercado lo asumirá y, si no, lo hará el Banco Central Europeo para evitarle problemas a España.

Su gasto ha sido siempre desmedido, pero especialmente en campaña electoral. Recordemos cuando convocó las elecciones de abril de 2019, tras llegar al Gobierno a lomos de la moción de censura más destructiva que haya podido existir, instauró lo que llamó los viernes sociales, que la oposición calificó de viernes electorales, pues todo fueron medidas que regaban de dinero diversas actividades económicas.

Así, todas las medidas que aprobaron durante esos viernes, sumaban hasta un total de 9.025 millones de euros:

  • Igualdad: 1.000 millones.

  • Estiba: 225 millones.

  • Flexibilización del gasto CCLL: 6.200 millones (la suma del superávit de las CCLL, que ahora, con la flexibilización, permitirá gastar).

  • Ayuda a mayores de 52 años paro de larga duración: 1.600 millones.

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Después, a lo largo de estos años, Sánchez ya había incrementado el gasto de manera desmedida, como saben los lectores de Libre Mercado, con un incremento de gasto de 78.387 millones de euros desde que gobierna, que mantiene a la economía anestesiada, sostenida artificialmente y enormemente endeudada.

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Eso hace que la deuda por persona, como decía hace un par de semanas, se haya incrementado en más de 7.500 euros por personas desde que Sánchez llegó a La Moncloa.

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Ahora, Sánchez vuelve por sus fueros del gasto y la deuda –si es que alguna vez los ha abandonado— e intensifica sus promesas electorales. Ya dijimos que con todo el incremento de endeudamiento que había provocado Sánchez con sus políticas, el mayor riesgo era que en los meses que restaban hasta las elecciones generales incrementase el gasto de manera desmedida, ante la situación desesperada en la que le colocan todas las encuestas menos la del CIS de Tezanos.

Y ha comenzado a cumplir lo que nos temíamos: promete gasto y gasto sin freno de cara a las elecciones municipales y autonómicas, desde viviendas sociales, cuyas cifras ya no se sabe exactamente ni cuáles son, porque va aumentando el número sobre la marcha, hasta rebajas en el interrail para los jóvenes o el aval hipotecario para jóvenes menores de treinta y cinco años. Además, en una nueva medida en este tiempo electoral, aprobó, el mismo día que se iniciaba la campaña electoral, nuevas ayudas de 784,2 millones para la agricultura y 1.400 millones para medidas contra la sequía, que sumados a los 280 millones que ya aprobó hace unos meses para la agricultura, ascienden a casi 2.500 millones en esta actividad. Su afán por ofrecer subvenciones para captar votos es tal que hasta ha movilizado diez millones de euros para ofrecer a los jubilados el ir al cine por sólo dos euros los martes. No es que esta última medida tenga un gran peso económico en el presupuesto, pero denota la desesperación del presidente del Gobierno a la hora de tratar de conseguir atraerse voluntades a cambio de regalos electorales. Con todo ello, moviliza más de 12.000 millones de euros de gasto público, en su intento por atraer votantes.

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Como repetimos constantemente, el incremento del gasto es un problema importante, con el déficit estructural, construido sobre un gasto desmedido, que se ha ido consolidando en el tiempo, como principal problema. Así, sobre la base de unos ingresos coyunturales, se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público, especialmente en el Gobierno de la nación, que nos lleva a una situación de insostenibilidad: con una recaudación adicional de más de 30.000 millones en 2022, el déficit sólo se redujo 2 décimas sobre el objetivo, que denota el importante incremento del gasto que se está produciendo.

Con medidas electorales como las descritas anteriormente, este endeudamiento se agravará a lo largo del año, pues los PGE para 2023. Cuando los ingresos transitorios, derivados de la inflación, caigan, el déficit aumentará. Y no se quedará ahí, porque si esto lo está haciendo para las municipales y autonómicas, ¿qué no preparará para las elecciones generales, cuando lo que estará en juego será su reelección? El incremento de gasto, entonces, puede ser desbordante. Por eso, siempre dijimos que era un error no recuperar de manera inmediata las reglas fiscales, ya que al esperar a 2023 para ello deja las manos libres a gobernantes que se basen en el derroche del dinero público, de manera que empeorará todavía más la situación presupuestaria, endureciendo los ajustes que habrá que hacer después, pero que a Sánchez no le preocupan, porque si pierde, no tendrá que hacerlos él, y si gana, tendrá cuatro años para disfrutar en la presidencia del Gobierno, pero con un país cuya economía habrá machacado, con una especie de deuda perpetua que, sin serlo, a los efectos será parecida, porque habrá de renovarse cada año, con un incremento creciente de coste, tanto por mayor volumen que se vaya renovando y endeudamiento nuevo a incorporar, como por subida de tipos de interés.

  • Aunque el Tesoro ha realizado bien su trabajo alargando la vida media de la cartera, que minimiza el impacto de potenciales futuras subidas de tipos de interés, esta vida media ha descendido ligeramente, desde los 8,12 años de hace unos meses, a los 8 años, posteriormente y, ahora, a los 7,9 años, todo el endeudamiento nuevo (hasta 2025 se moverá entre los 70.000 millones previstos en su Estrategia de Financiación para 2023 y los cerca de 35.000 millones para 2025) se financiará más caro, como ya está sucediendo en estos momentos:

  • Eso nos daría un incremento importante en el coste de la deuda a reflejar en el capítulo III, tomando la deuda actual que refleja el Tesoro en su estadística actual (sólo la del Estado), de 1,292475410 billones de euros.

    • El coste medio actual del último año cerrado (2022) es de 1,73% de toda la cartera -casi una décima más que en 2021-, que supone un coste de 23.570,82 millones de euros.

    • Si el coste medio de la cartera subiese hasta los niveles de 2019 (un 2,19%), el coste de la deuda sería de 29.838 millones de euros, 2.000 millones más que lo que habría supuesto con la cartera media resultante del cierre de 2021 para semejante cálculo.

    • Si el coste medio de la cartera subiese al 2,64% (un punto más que el de cierre de 2021), el coste de la deuda sería de 35.969 millones de euros, 3.100 millones más que semejante cálculo con las cifras de deuda de 2021.

    • Si el coste medio de la cartera subiese al 3% (coste medio de 2014-2015), el coste de la deuda sería de 40.874 millones de euros, 3.500 millones más que semejante cálculo con las cifras de deuda de 2021.

    • Así, por cada punto porcentual de subida en el coste de financiación medio de toda la cartera, el incremento del coste de la deuda sería de 13.624,75 millones de euros, casi 1.200 millones de euros más que con los datos de deuda de 2021.

    • Dicho de otra manera, por cada punto básico de subida en el coste de financiación medio de toda la cartera, el incremento del coste de la deuda sería de 136,25 millones de euros millones de euros, 12 millones más que con los datos de deuda de 2021.

    • Además, por cada 100 millones de incremento de deuda y un punto básico de incremento de interés, el coste de la deuda aumenta en 10.000 euros.

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Fuente: elaboración propia a partir de los datos oficiales de las estadísticas de deuda del Estado y Estrategia Financiera del Tesoro, publicadas por el Tesoro
  • Por tanto, el crecimiento de los intereses de la deuda resulta desorbitante, por dos vías: la subida de tipos, que encarece la financiación, y el incremento de la deuda en valores absolutos, que aumenta los intereses al aplicarse los tipos sobre una base mayor.

Esta situación es a la que nos está llevando Sánchez, que probablemente perderá el Gobierno, pero que, en cualquier caso, la economía va a dejarla maltrecha, con elevados desequilibrios estructurales.

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