Aunque Yolanda Díaz todavía no ha sacado a la luz el programa electoral de Sumar, la todavía ministra de Trabajo lleva adelantando desde hace varias semanas en qué consistirán sus planes. La economía tendrá un gran peso en el nuevo proyecto de la gallega, que girará en torno a más intervencionismo, subidas masivas de impuestos, barreras a las empresas y claros tintes populistas.
En un acto del diario Cinco Días celebrado este miércoles, Díaz ha presentado los ejes económicos con los que pretende ganar las elecciones y que amenazan todavía más la recuperación económica de España: "fiscalidad, productividad, reforma empresarial, y control, vigilancia y limitación de los beneficios de las empresas". Como suele ser habitual, no ha cuantificado el coste de sus medidas.
Saqueo fiscal
Respecto a los impuestos, Yolanda Díaz ha asegurado que pretende establecer una "fiscalidad feminista", un concepto que no ha explicado. "Tenemos que innovar en formas alternativas de fiscalidad, como es la transición digital, la transición verde, pero también la fiscalidad feminista" ha dicho. En este punto, cabe presagiar la llegada de más subidas de impuestos a todo lo que el Estado considere prejudicial con el medioambiente así como al comercio electrónico. De hecho, el mes pasado Sumar ya reconoció su intención de imponer una tasa por el uso de las autopistas, aplicar peajes urbanos y elevar los impuestos de los coches, entre otras.
Además, la ministra comunista ha abogado por hacer permanente el impuesto a las grandes fortunas que han aprobado PSOE y Podemos para este año. "Quien más tiene más debe de contribuir" ha sentenciado Díaz. Hace unos días salió a la luz que la líder de Sumar pretende extender el tributo a los ricos ni más ni menos que por todo el planeta. El golpe fiscal consistiría en un gravamen de entre el 1,5% y el 3% sobre todas las personas adultas del mundo cuyo patrimonio supere los 100 millones de dólares.
Yolanda Díaz también ha planteado elevar "la aportación de las grandes empresas en el Impuesto sobre Sociedades" y subidas del IRPF "para aumentar la progresividad" y porque "no es justo en términos democráticos" que el 85% de lo que recauda provenga de las rentas salariales".
En este sentido, el discurso de Díaz no podría ser más contradictorio porque, mientras amenaza con subir la tributación a las grandes compañías justificándose en la falacia de que pagan menos impuestos que las pequeñas, clama por que España "necesita empresas de mayor tamaño". Además, pretende "crear un Consejo de la Productividad en nuestro país" para elevar este indicador, pero generando más rigidez laboral que es la principal causa de la baja productividad española precisamente.
Junto a la reforma fiscal y al hilo de la propuesta de la Ministra de Economía, Nadia Calviño, Díaz ha hablado de la necesidad de controlar los márgenes empresariales de las firmas de nuestro país a las que ha acusado en otras ocasiones de "forrarse" gracias a la inflación. Este tipo de acusaciones son incompatibles con que las empresas crezcan.
Cuotas para extranjeros en las empresas
Siguiendo el obsesivo objetivo de intervenir la actividad empresarial, ayer martes, se publicó que el programa de Sumar incluirá un sistema obligatorio de cuotas de trabajadores extranjeros en instituciones públicas, empresas y organizaciones.
Sin embargo, esta propuesta también contradice al choque que ha tenido recientemente Yolanda Díaz con el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, por relajar las condiciones de trabajo de los extranjeros para cubrir la falta de trabajadores que demandaría nuestro mercado laboral. Yolanda Díaz rechazó la propuesta de Escrivá aludiendo a que las empresas lo que tenían que hacer era pagar mayores salarios.
Paga de 20.000 euros, renta antigua...
Una de las propuestas económicas más polémicas de Sumar ha sido plantear una paga de 20.000 euros a cada ciudadano una vez cumpla los 18 años. Díaz pretende sufragar esta "herencia universal" a los jóvenes con cargo a un impuesto sobre el patrimonio de hasta el 10%.
Otra de las medidas que ha causando más revuelo en los últimos días debido a su intervencionismo salvaje es el establecimiento de contratos de alquiler de carácter indefinido similares a los de la renta antigua franquista.