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Sánchez utiliza la recaudación récord en el IRPF para premiar a las rentas altas que se compren un coche eléctrico

Los que no puedan permitirse comprar este producto de lujo o sólo puedan aspirar a un coche de segunda mano no disfrutarán de ninguna rebaja fiscal.

Los que no puedan permitirse comprar este producto de lujo o sólo puedan aspirar a un coche de segunda mano no disfrutarán de ninguna rebaja fiscal.
Pedro Sánchez | EFE

Nueva recompensa del Gobierno a los compradores de vehículos eléctricos. Por si no fuera suficiente con la lluvia de millones que el Ejecutivo de Pedro Sánchez lleva gastados subvencionando a los dueños de coches eléctricos a través del Programa de Impulso a la Movilidad Eléctrica y Sostenible (el plan Moves), ayer martes, el Consejo de Ministros aprobó otra medida para favorecer a este tipo de vehículos.

Se trata de una desgravación del 15% en el IRPF a conductores que adquieran un vehículo eléctrico de aquí a 2025. La base máxima de la deducción será de 20.000 euros. Mientras tanto, los ciudadanos que no puedan permitirse hacerse con este producto de lujo (las diferencias de precio entre los eléctricos y sus versiones de combustión son notables) o que sólo puedan aspirar a un coche de segunda mano no disfrutarán de ninguna rebaja fiscal.

De hecho, cabe recordar el cerco que están sufriendo los propietarios de coches de gasolina o diésel en España, que se enfrentan a mayores impuestos y a multitud de barreras de entrada, circulación y aparcamiento en las ciudades.

Récord recaudatorio y negativa a deflactar

La desgravación en el IRPF a la compra de coches eléctricos llega en un momento pletórico para Hacienda en términos de recaudación. A cierre de 2022, el departamento de María Jesús Montero ingresó por IRPF el récord de 109.485 millones de euros y, durante los cuatro primeros meses de 2023, el festín recaudatorio continúa. Así, entre los pasados meses de enero y abril, el Estado ingresó por este impuesto 41.611 millones, lo que supone 4.331 millones más respecto a la recaudación por IRPF del mismo periodo de un año antes.

Además, una de las razones que explican esta cuantía de ingresos extra se debe a que, desde que comenzara la tormenta inflacionista, el Ejecutivo de PSOE y Podemos se ha negado en redondo a deflactar la parte estatal del IRPF, lo que que está actuando como un impuesto en la sombra para los trabajadores y engordando las arcas del Estado. Por tanto, teniendo en cuenta los 4.331 millones más que se ha embolsado Hacienda a costa de ciudadanos con todo tipo de rentas durante los primeros meses del año, al Gobierno no le va a resultar difícil renunciar a perder una parte de recaudación premiar al vehículo eléctrico.

Favorecer a los más ricos

Como ya hemos publicado en Libre Mercado, que el Estado favorezca la compra de coches eléctricos o nuevos (como hacía el PP con el Plan Pive) con la excusa de que son menos contaminantes a quien beneficia es a las rentas más altas, que son las que tienen la capacidad de pagar más por un vehículo.

Un informe publicado por Esade en 2021 pone de manifiesto la regresividad de este tipo de ideas. Así, la siguiente tabla muestra los porcentajes de hogares españoles que compraron un vehículo en 2019, según los microdatos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (INE, 2020), organizados por decilas de renta equivalente. Los datos indican que tan solo el 0,08% de los hogares españoles de la decila de renta más baja compraron un coche nuevo y el 3,33% compró un coche de segunda mano, porcentajes que se elevan hasta el 17,77% y el 5,82%, respectivamente, para los hogares de la decila de renta más alta. Por lo tanto, "subsidiar la compra de vehículos más eficientes es potencialmente muy regresiva, habida cuenta de que la probabilidad general de comprar un coche es casi siete veces mayor en los hogares ricos, y la probabilidad de comprar un coche nuevo es más de 200 veces mayor", señala el informe.

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Así, en la tabla vemos también que los hogares más ricos reciben en términos relativos 47 veces más que los hogares de la decila más pobre. Este efecto ilustra la llamada paradoja de la adicionalidad, que evidencia un uso equivocado de los instrumentos públicos para financiar y fomentar conductas que no precisan de incentivos. Además, las subvenciones (o rebajas de impuestos) frecuentemente están vinculadas al precio del vehículo, por lo que su impacto distributivo regresivo es todavía mayor, debido a que cuanto más caro es el vehículo mayor es la ayuda.

Tampoco hay que olvidar que este tipo de ideas discriminan todavía más a los hogares que residen en zonas peor conectadas (suburbanas, rurales), donde la necesidad de usar el coche y la falta de estructura destinada a los eléctricos es evidente.

Millonarios planes a favor del vehículo eléctrico

La obsesión de los políticos contra el coche de combustión y a favor del eléctrico promovida desde Bruselas (con el Gobierno de Pedro Sánchez entre los que más ideas está ejecutando) le va a salir muy cara a los contribuyentes europeos.

Por un lado, España ha aprobado 4.120 millones de euros para subvencionar a la industria de automoción a través del PERTE del vehículo eléctrico, mientras que el Gobierno lleva aprobados tres planes Moves para subvencionar con más de 1.200 millones de euros la compra de particulares de este tipo de coches.

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